viernes, 23 de mayo de 2008

El trato a los inmigrantes centroamericanos en México

A través de la historia de la emigración de nuestros paisanos a los Estados Unidos, se ha visto el aumento de injusticia en el trato que les da nuestro país vecino del norte. Los emigrantes van con la esperanza de mejorar su futuro socio-económico y el de su familia, a expensas de los peligros que puedan sufrir, “... miles y miles de braceros mexicanos (...) siguen atravesando el río de frontera y siguen arriesgando la vida” (Galeano, 2003:173), no obstante, lo asumen. Entonces ¿por qué el mexicano que ha padecido por décadas las injusticias, el maltrato, incluso la muerte, aplica el mismo trato, las mismas desventajas, los mismos abusos a los que emigran a México, desde los países del Sur? Se pretende presentar un esbozo de este fenómeno social y evidenciar la ineficaz política en materia de migración que lo regule. Por supuesto que es la punta de iceberg; el problema tiene características de orden económico que se remontan a décadas atrás. Pero lo podemos sondear con la oportunidad del momento histórico que vivimos, ya que gracias a la economía global en función, la situación se ha agravado como nunca.
El propósito de este escrito es exponer la desigualdad de oportunidades en el trato que aplicamos a las personas que emigran de Centroamérica a México, en condiciones semejantes de nuestros emigrantes a Estados Unidos, ya que parece que sólo tenemos la capacidad de vernos como victimas del fenómeno de la migración. Se intenta mostrar los aspectos negativos que nosotros aplicamos a los centro y sudamericanos. “La globalización por supuesto, no está evolucionando equitativamente, y de ninguna manera es totalmente benigna en sus consecuencias. Muchas personas que viven fuera de Europa y Norteamérica la consideran, y les desagrada, una occidentalización –o incluso americanización, ya que Estados Unidos es ahora la única superpotencia, con una posición económica, cultural y militar dominante en el orden mundial-.” (Giddens, 2003). De tal modo se reconoce que en América, la potencia a la cual recurrir en cuestión de supervivencia económica, es Estados Unidos. País al que se acude en tránsito por el territorio mexicano, y en caso de no llegar al extremo norte del continente, se permanece en México. País que, si no a la par del alto desarrollo, se ve beneficiado de inmediato por el expansionismo capital en el mercado mundial, por su proximidad inmediata con la potencia económica estadounidense.

Podemos así cuestionar: ¿Dónde queda la calidad moral? ¿De dónde salen las exigencias de trato humanitario? ¿Cómo se exige e infringe al mismo tiempo?

Esta situación incide en un grave problema con respeto a los derechos humanos de falta de regulación en política migratoria. Este hecho fue acusado por el relator de la Organización de las Naciones Unidas, Jorge Bustamantes, en su reciente visita a Latinoamérica a principios del 2008, y todo como consecuencia de un desarrollo económico desigual entre las naciones en el fenómeno de la globalización.

Pues como observa Safranski (2004), “…las consecuencias de la escasez las soportan ante todo los débiles, aunque luego se vean afectados los más fuertes…”. En los sectores más pobres de los países centroamericanos como en nuestro país, es donde la predominancia de emigración es desmedida, y que como en las películas: “La pesadilla de Darwin” y “La Corporación”, se denota que los más pobres son orillados por los bajos salarios de las empresas internacionales a buscar otras alternativas. “Para millones de personas, un dólar de más al día quiere decir pasar de la muerte a la supervivencia”. (Baricco, 2002).

“No hay en el mundo mercancía más barata que la mano de obra” (Galeano, 2003:169). La mano de obra inmigrante juega un papel importante en el mercado. Sin embargo, la presencia del migrante cae en el desprecio del país al que visita; se toma como invasión expansiva, y que denigra a la imagen mexicana. “Los huéspedes inevitables se han vuelto intrusos indeseables: huelen mal, hacen ruido y quitan empleos”, (Galeano, 2003:177).

Jean Baudrillard, en su escrito “La violencia del mundo”, habla al respecto de los motivos del terrorismo (fase de reacción violenta a las situaciones): “…si hubiera que encontrarle al terrorismo una causa o una condición objetiva de posibilidad, entonces la dominación del resto del mundo, ciertamente, es una de ellas, pero también lo es la esclavitud sofisticada –la nuestra- a una tecnología integral, al sobredesarrollo que hace de cada existencia individual un objeto de indiferencia total, incluso de rabia y de contratransferencia”, (2004:23) . El migrante no toma el recurso de la reacción violenta, pero el contexto socio-económico de los guerrilleros (o terroristas), es el mismo del que los migrantes proceden. De tal modo que, al parecer, el detonador en la acción que se elija, depende de la postura política que se tome. Pues como menciona Galeano, un ejemplo de inconformidad hacia lo que ofrece el sistema actual pueden ser: “... las pandillas (como) respuesta violenta que dan los jóvenes a la sociedad que los excluye, y llegó a la conclusión de que no sólo florecen por causa de la pobreza feroz y de la ausencia de cualquier posibilidad de trabajo o estudiar, sino también por la desesperada búsqueda de alguna identidad”, (2003:324).

Al parecer para la pobreza en Centroamérica se tienen dos alternativas: emigrar a los países del norte, o conducirse por las armas en una revolución que modifique la estructura político-social que los doblega, con el fin de una mejora económica. En estos países, las fracciones reaccionarias se autodenominan guerrilleros, por asumir el reconocimiento social que les otorga. Pero en este estatus en el que se reconocen, y no en el estigma (por su calidad antihumanista) de terroristas, como son tratados por los medios de comunicación masiva. Recuérdese que merced a la construcción de la identidad social de los fenómenos, es que las masas aprueban o desaprueban los movimientos. “Los medios dominantes de comunicación están en pocas manos, pocas manos que son cada vez menos manos, y por regla general actúan al servicio de un sistema que reduce las relaciones humanas al uso mutuo y mutuo miedo”, (Galeano, 2003:282). Estos grupos minoritarios tienen que vivir por el Ejército mexicano en persecución y detección. “La niebla es el pasamontañas que usa la selva. Así, ella oculta a sus hijos perseguidos. De la niebla salen, a la niebla vuelven: los indios de Chiapas visten ropas majestuosas, caminan flotando, callan o hablan de la callada manera. Estos príncipes, condenados a la servidumbre, fueron los primeros y los últimos. Han sido expulsados de la tierra y de la historia, y han encontrado refugio en la niebla, en el misterio. De allí han salido, enmascarados, para desenmascarar al poder que los humilla” (Galeano, 2003:331).

Así como cada vez es más creciente la economía y la desigualdad social en el mundo, la migración como efecto secundario para la subsistencia del individuo, ha crecido de sur y centro de América a Estados Unidos. Consecuentemente se ha incrementado la migración por y hacia México, con residencia temporal, o si se logra la adaptación a la forma de vida y costumbres, se opta por una estancia permanente. Resulta que “paradójicamente, muchos trabajadores del sur del mundo emigran al norte, o intentan contra viento y marea esa aventura prohibida, mientras muchas fábricas del norte emigran la sur. El dinero y la gente se cruzan en el camino. El dinero de los países ricos viaja hacia los países pobres atraído por los jornales de un dólar y las jornadas sin horarios, y los trabajadores de los países pobres viajan, o quisieran viajar, hacia los países ricos, atraídos por las imágenes de felicidad que la publicidad ofrece o la esperanza inventa”, (Galeano, 2003:178).

Como indica Baudrillard (2004) “El desarrollo, con su carácter fundamentalmente técnico y económico, ignora lo que no es calculable o medible, como la vida, el sufrimiento, la alegría, la tristeza, la calidad de la vida, la estética, las relaciones con el medio ambiente… la conciencia”. Parece que por momentos se nos olvidan las agresiones de familiares, amigos, vecinos o conocidos que han tenido que soportar por parte de los países desarrollados. Como señala Galeano (2003:53), se considera que “las razas inferiores bloquean el cambio del progreso. Lo mismo opinaban casi todos lo gobiernos (...) los indios no podrían caminar por las aceras de la ciudad mexicana de San Cristóbal de Las Casas”. Es impensable quejarse de la discriminación, cuando la ejercemos entre mexicanos.

Debido a esto, es necesario impulsar políticas y programas que mejoren las condiciones socio-económicas, políticas y culturales de los países. Existe la necesidad de definir estrategias encaminadas a la defensa de los derechos de los migrantes, y administrar adecuadamente los beneficios de la economía laboral para lograr mejores condiciones sociales. Fomentar la creación, la capacitación y el acceso de empleos que cubran todos los sectores en el mercado laboral, pues una fuerza laboral mejor educada es un avance positivo para el país. Permitiendo elevar el nivel de vida de la gran mayoría de los trabajadores.

Se debe impulsar una reforma migratoria integral, que incluya y contemple a los trabajadores como personas (con salarios y condiciones justas), la realidad en la que viven y por supuesto considerar los beneficios que producen a la economía de los países que nunca mencionan. Probablemente esto, reduciría los tratos injustos a los inmigrantes, pues es desmedida la trágica cantidad de muertos, las redes de tráfico, trata de migrantes y el pandillerismo que opera en las fronteras. Parece imposible concretar una reforma migratoria, sin que antes el gobierno mexicano regule la situación de los millones de mexicanos que viven marginados. El problema radica solucionar las desigualdades económicas crecientes entre Norte y Sur.


Referencias Bibliográficas:

Baricco A. (2002). Next. Sobre la globalización y el mundo que viene. Editorial Anagrama, Barcelona.
Baudrillard J, y Morin E. (2004). La violencia del mundo. Libros del zorzal, (1ª reimp.). Buenos Aires.
Galeano, E. (2003). Patas arriba La escuela del mundo al revés. Siglo XXI Editores, México.
Giddens A. (2003). Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. (3a reimp.). México, Editorial Taurus.
Safranski R. (2004). ¿Cuánta globalización podemos soportar? Tusquets Editores, Barcelona.
"LA COORPORACIÓN", dirigen: Mark Achbar, Jennifer Abbott y Joel Bakan.
"LA PESADILLA DE DARWIN", dirige: Hubert Sauper.
Por: Bianca Lizbeth Rivera Bravo

1 comentario:

Israel Alatorre Cuevas dijo...

Bianca:
tu texto apunta directamente a un dilema moral (o de doble moral), lo cual explica, al menos en parte, que sea tan atractivo.

Un acierto, por lo reciente, la mención de Bustamantes.

¿Habrá algún sitio donde los inmigrantes sean vistos con aprecio y respeto? ¿Has escuchado de los planes de inmigración legal, es decir como política estatal, de Canadá y Australia? Convendría estudiar los casos.

La mara, la mara, la mara... claro...

"En estos países (Centroamérica), las fracciones reaccionarias se autodenominan guerrilleros, por asumir el reconocimiento social que les otorga".
¿Quién dice eso?

Muy precisa la cita de Galeano acerca del cruce, paradójico, entre capital (norteamericano) y mano de obra (centroamericana).

La discriminación como tema mexicano...

Norte y sur...

Creo que la educación serviría también.

Buen trabajo, buena investigación y buena participación (intensa) en el semestre. No dejes de leer ni de escribir. Suerte.